martes, 24 de septiembre de 2019

EL “ALFOLÍ DE SAL” COMO ELEMENTO VITAL EN LOS INICIOS FUNDACIONALES DE GARRUCHA.

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        Conocido también como Castillo de San Ramón y Castillo de las Escobetas, fue construido en el siglo XVIII por el arquitecto Francisco Ruiz Garrido; para defender a la población de los asiduos ataques de piratas berberiscos.
    A comienzos del siglo XIX, hacia 1.820, Garrucha era una pequeña aldea de pescadores dependiente del municipio de Vera. La aldea en cuestión, parece ser que tenía más barracas que casas, y su emplazamiento definitivo, posiblemente, se debió a la existencia del castillo.
Carlos III, lo reedificó al mismo tiempo que los castillos de Águilas y Terreros, a los cuales se les asignó una pequeña guarnición para vigilancia de esta costa, ya que ésta era muy frecuentada por los piratas berberiscos en aquellos tiempos. Este trozo de costa, concretamente el que abarca de Garrucha a Palomares, fue a partir de la reconquista, un autentico coto de caza para los corsarios otomanos. El castillo fue ocupado después por carabineros cuando se creó este cuerpo allá por el año 1845.
     Cuando la decadencia progresiva de la piratería se hizo efectiva definitivamente años más tarde con la desaparición de ésta, la guarnición fue aprovechada para dar lugar emplazamiento del “ALFOLÍ DE SAL”, cuyo depósito oficial debía tener un remanente de 7.500 fanegas para dar suministro a cuarenta pueblos de la comarca y provincia. En aquella época la actividad económica local, se sustentaba en fundamentalmente en la producción y venta de “salazones y sal”
     “Un dato importante a mencionar es que, la sal era entonces un producto estanco, como lo es hoy el tabaco, y su comercio estaba reservado a la Corona”
    En las cercanías del castillo y del depósito de sal, se formó el núcleo de población estable, contribuyendo en poco tiempo a la construcción de las primeras casas junto a las barracas de los pescadores. La venida de comerciantes de Vera; con más poder adquisitivo propició la creación de media docena de almacenes comerciales, donde acumulaban pequeñas partidas de esparto y barrilla, para su embarque en los “faluchos” que de vez en cuando venían a retirar productos de exportación. Al mismo tiempo, se agilizaba la economía al recibir productos alimenticios de primera necesidad tales como: bacalao, cereales, harinas, aceite y algún que otro producto de abastecimiento.
    El alfolí de sal fue un factor determinante para establecimiento de pescadores de otras zonas pesqueras de litoral almeriense, ya que la sal para los pescadores de la época, era lo que es el hielo de hoy para conservar el pescado. En aquellos tiempos no se conocía otro sistema para comerciar los productos del mar destinados mercado interior, que era, lógicamente, conservar el pescado en sal.
Gracias a la ingente exportación de productos derivados de la sal, Garrucha podía importar a su vez, todo lo preciso para el suministro de la población, ya que no disponía de recursos agrícolas en su entorno, ni de ningún tipo de industria.

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