Conocido
también como Castillo
de San Ramón
y
Castillo
de las Escobetas,
fue construido en el siglo XVIII por el arquitecto Francisco Ruiz
Garrido; para defender a la población de los asiduos ataques de
piratas berberiscos.
A comienzos del siglo XIX, hacia 1.820, Garrucha era una pequeña
aldea de pescadores dependiente del municipio de Vera. La aldea en
cuestión, parece ser que tenía más barracas que casas, y su
emplazamiento definitivo, posiblemente, se debió a la existencia del
castillo.
Carlos III, lo reedificó al mismo tiempo que los castillos de
Águilas y Terreros, a los cuales se les asignó una pequeña
guarnición para vigilancia de esta costa, ya que ésta era muy
frecuentada por los piratas berberiscos en aquellos tiempos. Este
trozo de costa, concretamente el que abarca de Garrucha a Palomares,
fue a partir de la reconquista, un autentico coto de caza para los
corsarios otomanos. El castillo fue ocupado después por carabineros
cuando se creó este cuerpo allá por el año 1845.
Cuando la decadencia progresiva de la piratería se hizo efectiva
definitivamente años más tarde con la desaparición de ésta, la
guarnición fue aprovechada para dar lugar emplazamiento del “ALFOLÍ
DE SAL”, cuyo depósito oficial debía tener un remanente de 7.500
fanegas para dar suministro a cuarenta pueblos de la comarca y
provincia. En aquella época la actividad económica local, se
sustentaba en fundamentalmente en la producción y venta de
“salazones y sal”
“Un dato importante a mencionar es que, la sal era entonces un
producto estanco, como lo es hoy el tabaco, y su comercio estaba
reservado a la Corona”
En las cercanías del castillo y del depósito de sal, se formó el
núcleo de población estable, contribuyendo en poco tiempo a la
construcción de las primeras casas junto a las barracas de los
pescadores. La venida de comerciantes de Vera; con más poder
adquisitivo propició la creación de media docena de almacenes
comerciales, donde acumulaban pequeñas partidas de esparto y
barrilla, para su embarque en los “faluchos” que de vez en cuando
venían a retirar productos de exportación. Al mismo tiempo, se
agilizaba la economía al recibir productos alimenticios de primera
necesidad tales como: bacalao, cereales, harinas, aceite y algún que
otro producto de abastecimiento.
El alfolí de sal fue un factor determinante para establecimiento
de pescadores de otras zonas pesqueras de litoral almeriense, ya que
la sal para los pescadores de la época, era lo que es el hielo de
hoy para conservar el pescado. En aquellos tiempos no se conocía
otro sistema para comerciar los productos del mar destinados mercado
interior, que era, lógicamente, conservar el pescado en sal.
Gracias
a la ingente exportación de productos derivados de la sal, Garrucha
podía importar a su vez, todo lo preciso para el suministro de la
población, ya que no disponía de recursos agrícolas en su entorno,
ni de ningún tipo de industria.

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